martes, 24 de febrero de 2015

Y para qué investigar…

Después de mi ausencia vuelvo este martes,  pero esta vez no para presentaros un nuevo centro de interés sino más bien para compartir este pequeño fragmento de diálogo…

- Pero... Saida ¿para qué quieres tú investigar?
- Para incrementar progresivamente mi "estado de ignorancia"
- ¡Y cómo es eso!, ¿ No debería de ser al contrario?
- Sí y no, el propósito de quién realiza una investigación es generar nuevo conocimiento y responder a inquietudes profesionales o personales, pero investigar es mucho más que eso. Aquel que tiene el deseo de investigar, un objeto o sujeto, nunca se dará por satisfecho, el nuevo  conocimiento le llevará a plantearse nuevos interrogantes que precisaran ser respondidos.
Ah, ¿pero en algún momento la investigación se dará por acabada, no?
Sí y no. El investigador cuando se propone llevar a cabo una investigación es porque pretende conseguir unos objetivos con ésta, y una vez logrados se podrá decir que “esa” investigación finalizó con éxito. Pero, una buena investigación es aquella que da un paso más, por lo que acaba  con nuevos retos e incógnitas que desean ser indagadas e investigadas.
 ¿Me estas queriendo decir que la investigación no tiene fin?
- Te estoy queriendo decir que la investigación tiene un fin, y éste es la búsqueda constante de nuevo conocimiento.
¿Y entonces… pretendes dedicarte de por vida a la búsqueda de “un algo”?
- Simplemente pretendo alimentar mis ansias de saber sobre “un algo” que despierta mi interés.

Espero que este dialogo os haya inspirado, o al menos permitido conocer lo que representa para mí la investigación, una de mis inclinaciones profesionales. 

Hasta la próxima,

Saida



martes, 16 de diciembre de 2014

La Práctica Reflexiva: la suma de la experiencia y la reflexión

Antes de presentar el centro de interés de este martes me gustaría comunicaros que este mes de diciembre se me ha presentado un poco ajetreado, y por ello la razón por la que la semana pasada no pude publicar. Como ya sabéis, para mí tener este blog representa mucho y por ello intento esforzarme cada martes en compartir mi opinión con todos vosotros. Para ser sincera mi idea de tener un blog no es “obligarme” a cumplir semanalmente, por ello prefiero escribir nuevas entradas siempre y cuando haya tenido el tiempo para hacerlo y pueda garantizar que lo que publique sea el resultado de destinar mi dedicación a ello. Una vez expresado esto, he de decir que el centro de interés de este martes será el último antes de despedir el año, así que no se haga más de esperar.

La semana pasada acudió a una sesión del máster que realizo la Dra. Àngels Domingo, experta en “Practica Reflexiva”, concepto que hasta el momento no tenía muy familiarizado. Por esta razón al pensar que para muchos de vosotros es también un término desconocido he decidido dedicar esta entrada a escribir sobre éste. Para aproximarnos a la Práctica Reflexiva podríamos definirla como una metodología que busca el desarrollo profesional de los docentes a partir de la mejora de sus competencias reflexivas. Por lo tanto, sabemos que estamos ante una manera de trabajar del profesorado que pretende fomentar su reflexión con el fin de incrementar el éxito en su área de actuación. Ahora bien, nos podríamos plantea: ¿Qué tiene de novedosa esta metodología? Y ¿De qué manera se lleva a cabo esta metodología?. A continuación, voy a intentar dar respuesta a estos interrogantes.

Hoy en día nadie duda de que los docentes a la hora de resolver posibles problemas profesionales hagan uso de sus conocimientos y experiencias, pero quizás si se pone en cuestión si de igual manera ponen en práctica su capacidad reflexiva. Concretamente, esta metodología podría aplicarse en dos niveles. Primeramente, nos referimos a un nivel individual cuando es el mismo profesional que tiene el problema el que realiza el proceso reflexivo. Es decir, en este primer nivel el problema sería abordado desde una cultura docente individual formada por ideas, creencias, experiencias, teorías, conocimientos implícitos, etc. Pero si además este mismo problema pasa a ser considerado por todo un grupo de profesionales estaríamos ante un nivel grupal. Así pues, lo que realmente se pretende con esta metodología es enriquecer el proceso reflexivo mediante la suma y la diversidad de reflexiones individuales, consiguiendo a su vez que entre todos lleguen a la resolución del conflicto.

Otro de los aspectos que convierten la Práctica Reflexiva en una metodología atrayente para los centros educativos es que permite que el propio profesorado aprenda de su propia experiencia. No obstante, para que la experiencia sea fuente de nuevo conocimiento se precisa a posteriori de un proceso reflexivo metódico, sistemático e intencional. Además, quiero destacar que lo que puede parecer una simple metodología puede favorecer la construcción de una cultura docente cooperativa. Es más, si la práctica reflexiva acaba instalándose en el día a día del centro educativo estarán creando a partir de hechos concretos una propia manera de actuar y de comportarse ante un futuro e idéntico hecho. También, es importante saber que para llevar a cabo con éxito este proceso se precisa de la figura de un profesional capacitado para conducir y guiar a los docentes a la resolución del conflicto.


Para acabar con el centro de interés de este martes, os presento un gráfico que muestra el proceso de esta metodología también conocida como método R5.


No quisiera despedirme sin antes desearos felices fiestas y animaros a aprovechar la entrada de un nuevo año para marcaros nuevas metas por las que luchar.

Hasta pronto…

Saida

martes, 2 de diciembre de 2014

Las reuniones entre profesorado: Construyendo un vínculo

¡Vuelvo otro martes más! Siento mi ausencia la semana pasada pero por motivos personales no pude publicar nueva entrada. Vamos a empezar este mes de diciembre con un centro de interés que personalmente concentra toda mi atención, sobre todo en la época en la que nos encontramos de finalización de un primer periodo escolar: Las reuniones entre profesorado.

Estoy convencida que la mayoría de vosotros habéis oído hablar de estas reuniones, pero pocos conocen la verdadera significación de éstas. Por eso, voy a dedicar este martes no únicamente a caracterizarlas sino a exponer los efectos que pueden generar en la dinámica del centro escolar y de las propias aulas.

En líneas generales podríamos definir las reuniones entre el equipo docente como aquellas que permiten el encuentro de todos los profesores de un centro educativo con el fin de sumar sus esfuerzos y conseguir un determinado objetivo. Ésta no es una “definición de manual” ni mucho menos, simplemente nos permite entrever su singularidad. No obstante, a mi modo de pensar no todo encuentro entre el profesorado merece ser catalogado como reunión, ya que aquí destacaría una idea clave; las reuniones están orientadas a la consecución de metas organizacionales. De esta manera, obviamos de la definición todos aquellos agrupamientos fortuitos sin planificación previa que no persiguen el desarrollo del centro.  

Personalmente existen determinados momentos que requieren la convocatoria de una reunión de profesorado y esos serian al inicio y al final de los periodos- trimestres escolares. Concretamente, las reuniones iniciales tienen un carácter de diagnóstico ya que buscan conocer la situación actual para seguidamente a partir de las opiniones del equipo llegar a acuerdos para marcar objetivos de actuación. En cambio, las reuniones finales, como sería el caso en este momento, disponen de un carácter evaluativo ya que se recuerdan los objetivos de actuación para determinar si se están logrando y si así fuera necesario tomar las medidas oportunas.

Todo centro educativo que quiera realizar reuniones productivas ha de saber que no basta con llegar a acuerdos en éstas, sino que posteriormente se necesita del trabajo en equipo para consolidar el éxito de las actuaciones. Además, estas reuniones no tendrían sentido en su práctica si no se permite la participación de todos y cada uno de sus integrantes, pero para ello puede ser clave la figura de un moderador que garantice la efectividad de los debates en la reunión.




Doy por acabado el centro de interés de hoy, pero quiero decir que aunque el presente tema pueda parecer que escasee de relevancia detrás de estas reuniones hay mucho por descubrir y mejorar.

Saida


martes, 18 de noviembre de 2014

¿Y después de la ESO qué?

El centro de interés del martes pasado fue la transición de Primaria a Secundaria, la cual presente como un momento crítico dentro de la escolaridad y por ello la necesidad de aplicar actuaciones para garantizar una óptima transición entre etapas educativas. Pues bien, hoy quiero presentar otra transición que puede resultar igual o más importante que la anterior.

Estoy segura que muchos de vosotros os habréis formulado la siguiente pregunta: “¿Y después de la ESO qué?”, a la espera quizás de una respuesta “mágica-decisiva” que os ubique en la trayectoria formativa-profesional adecuada. Desde aquí ya os informo que dejéis de creer en esa respuesta que os proporcionará la solución a vuestra preocupación. No es de extrañar que al finalizar la etapa obligatoria comiencen a surgir dudas, multitud de intereses, preocupaciones, inquietudes y un sinfín de aparentes problemas acompañados de un cierto nerviosismo y malestar. Todo lo anterior es comprensible ya que os podéis estar encontrando posiblemente ante una de vuestras primeras grandes decisiones y más si hasta el momento no erais vosotros quiénes determinabais el quehacer posterior.

Hoy como bien he comentado no pretendo presentar ni mucho menos ninguna respuesta al interrogante que guía el presente artículo, pero sí quiero destacar las siguientes consideraciones. Para comenzar, si empezáis a preocuparos de vuestra decisión ya finalizada la ESO no es de esperar que ese nerviosismo acabe convirtiéndose en ansiedad causada por la falta de tiempo. Por ello, animaría a que durante los últimos dos cursos comencéis a informaros de las posibles vías que podéis encontrar en función de vuestros intereses y motivaciones.


No obstante, la situación puede verse complicada si vuestras aspiraciones profesionales no están del todo clarificadas. Durante este período de incertidumbre podemos escuchar comentarios como el siguiente: “Cómo voy a saber qué quiero hacer después si no sé ni qué hay después ni qué es lo que me gusta”. Ante el primer problema de lo qué hay después he de decir que creo que puede explicarse por una cierta pasividad del sujeto en cuestión. Por eso, primeramente ha de quedar claro que la etapa postobligatoria está sujeta a decisiones personales y por este motivo han de ser esas personas quiénes se documenten, llegándose incluso a movilizar para disponer de información suficiente para la toma de decisiones. Respecto al no conocer con precisión los gustos y preferencias profesionales, sin duda haría alusión como acción de gran ayuda a la orientación escolar. De hecho, considero que esta orientación debería de ser una realidad durante toda la etapa obligatoria haciéndose más relevante durante los últimos años de la escolarización obligatoria. Concretamente, es la figura del orientador quién a partir del desarrollo de programas de orientación vocacional ayuda al alumnado a descubrir de manera autónoma tanto sus capacidades y valores como sus motivaciones e intereses profesionales. De esta manera, el alumnado empezará a descubrir qué profesiones encajan mejor con su persona. A su vez, también el orientador/a debe asegurarse que los sujetos conocen las opciones y las profesiones a elegir ya que así los alumnos podrán valorar y analizar para decidir su mejor opción. En este momento, la figura del orientador será de gran ayuda a la hora de diseñar los itinerarios profesionales clarificando todas las fases y pasos que han de seguir para conseguir sus objetivos formativos y laborales. 


La pregunta que yo me haría para acabar con el artículo de hoy seria “¿Cuántos de vosotros tuvisteis la presencia de un orientador/a para ayudaros a tomar una correcta decisión?”.

....

Saida

martes, 11 de noviembre de 2014

La transición de Primaria a Secundaria: Un cambio a considerar

El centro de interés de este martes irá dedicado a la transición de Primaria a Secundaria, ya que considero que puede representarse como un momento crítico para el alumnado. La razón de orientar mi artículo a esta temática viene motivada por la falta de consciencia y de valoración que creo que existe en torno a ésta. Además, la mayoría de nosotros hemos protagonizado este momento y disponemos de experiencia que espero que se vincule con lo que a continuación voy a presentar.

Para analizar la situación enfocaré la mirada hacia el propio centro escolar como responsable en gran parte de esta transición escolar. Un primer objeto de estudio seria el profesorado ya que éste se ve incrementado en la etapa de Secundaria y con ello se redefinen sus roles. Quizás no prestamos la suficiente atención a este hecho pero deberíamos saber que esto puede comportar una cierta desorientación en el alumnado, y más aún si este traspaso conlleva el cambio de centro. También podemos hacer alusión a una práctica que se tiende a realizar en la etapa de Secundaria cuyas consecuencias perjudican al alumnado. En concreto, me estoy refiriéndome a la agrupación del alumnado en función de su rendimiento o ritmos de aprendizaje, comportando la separación y el etiquetaje de éste. De esta manera, cada alumno comienza a tomar consciencia de la situación en la que se encuentra pudiendo dañar la autoestima de los considerados por el profesorado como menos capaces, afectando a su vez en sus niveles de expectativas.

A pesar de no haber realizado un análisis demasiado exhaustivo de esta realidad hemos podido recoger evidencias que demuestran que la transición de Primaria a Secundaria merece ser considerada. Por este motivo, voy a presentar las actuaciones que creo pueden resultar de gran ayuda y por lo tanto reducirían el impacto negativo en el alumnado de esta transición escolar. El primer requisito es garantizar un total y adecuado traspaso de información entre los centros de Primaria y los de Secundaria, en donde a partir de entrevistas regulares se pudieran recoger todos aquellos datos necesarios para facilitar la continuidad del proceso educativo del alumnado. Esta misma medida a priori de la transición la relacionaríamos con las entrevistas de seguimiento a posteriori entre centros, sobre todo para aquellos casos que requieren especial atención (alumnado con NEE, dificultades de aprendizaje, etc.). Otras de las medidas a realizar serían las charlas informativas tanto para las familias como para el alumnado con el objetivo de favorecer el conocimiento del nuevo centro escolar sobre aspectos relacionados con las normas de convivencia, de organización, de funcionamiento o de recursos existentes.


Hasta el momento he hecho referencia a estrategias a realizar antes de la transición escolar, pero también encontramos otras que se llevan a cabo una vez ha tenido lugar dicho momento. La realización de dinámicas de grupo para facilitar el conocimiento dentro del grupo clase puede resultar una buena medida para comenzar a generar un buen clima en el aula. Por otro lado, considero que la aplicación de test que permitan evaluar las necesidades psicopedagógicas, académicas o sociales del alumnado son fundamentales para posteriormente realizar acciones tutoriales con aquellos que más lo necesitan. Y para acabar, otra estrategia a destacar seria el mantener el contacto con las familias a partir de encuentros para informarles y orientales, especialmente cuando el alumnado presenta dificultades de aprendizaje o de adaptación al centro, pudiendo así llegar a compromisos para una mejor colaboración. 



En definitiva, con el artículo de hoy espero que reflexionéis sobre la importancia de promover la implicación de todo el centro escolar para desarrollar actuaciones con el fin de ayudar al recién alumnado a superar posibles inseguridades en su nueva etapa.

Para acabar os plantearía el siguiente interrogante: ¿Qué otras medidas consideráis que pueden favorecer la transición entre etapas educativas?
Reflexionar…

Saida

martes, 4 de noviembre de 2014

Acompañamiento escolar, una propuesta para el éxito educativo

En este primer martes del mes de Noviembre voy a presentaros en especial un Programa que personalmente creo que merece toda nuestra atención. Hoy voy a desviarme un poco de la línea temática sobre la cual llevo semanas escribiendo y me centraré esta vez en el ámbito de la orientación educativa. Particularmente, el Programa al que voy hacer referencia es conocido por “Programa de Acompañamiento” ya que su principal objetivo sería ese mismo, el de guiar y asesorar las trayectorias escolares del alumnado en situación de desventaja socioeducativa. En líneas generales, podríamos afirmar que este Programa está situado en el conjunto de actuaciones dirigidas al éxito escolar.

Este mismo Programa puede realizarse tanto en la etapa de primaria como en la de secundaria obligatoria, pero lo adecuado a mi parecer seria que cumpliera con el principio de prevención y continuidad. Por ello, primero se habría de incidir en la importancia de detectar lo antes posible las primeras manifestaciones de un bajo rendimiento escolar en la etapa de primaria, y así prevenir situaciones de fracaso escolar acumulado. A su vez, una vez detectada dicha situación seria conveniente llevar a cabo un seguimiento y si así fuera necesario prolongar la continuidad del programa en la etapa de secundaria. A la hora de seleccionar a los destinarios del Programa se priorizan a aquellos alumnos que además de presentar necesidades de apoyo educativo también proceden de un entorno social desfavorecido. Por lo tanto, el Programa de Acompañamiento representa una gran contribución para la equidad y la igualdad de oportunidades, pilares básicos de la educación.


La peculiaridad del Programa de Acompañamiento es la presencia de dos modalidades de desarrollo. Por un lado, las actuaciones de apoyo son realizadas por el mismo profesorado que intenta fuera del horario escolar contribuir a la consecución de los aprendizajes no alcanzados en clase. Y por otro lado, modalidad para mí más atrayente, los responsables de acompañar al alumnado son ex- alumnos del centro que pasan a convertirse ahora en monitores. Personalmente, considero que esta última modalidad puede resultar muy positiva por varias razones. Para comenzar, porque al tratarse de antiguos estudiantes de la misma institución disponen de experiencias que pueden conectar con las del alumnado. También, porque la relación entre monitor- alumno comporta una connotación muy diferente a la habitual, profesor- alumno, pudiéndose crear un vínculo que genera en el alumno un sentimiento de identificación con su monitor. Y además, considero que al tratarse de un programa en horario extraescolar la visión que el alumnado puede tener de éste será más positiva y resultará más motivador para el si el programa es guiado por monitores. ¿Opináis igual que yo?, o por el contrario ¿sois partidarios de la modalidad dirigida por el profesorado?. Quizás lo conveniente sería desarrollar una modalidad mixta que pueda enriquecerse de ambas modalidades. 


He querido dar a conocer mediante el artículo de hoy este Programa ya que pienso que puede resultar una buena iniciativa a favor del éxito escolar, sin intención de menospreciar o ignorar a otras. Simplemente, mi propósito de este martes era presentar una propuesta dirigida al alumnado con más dificultades en sus aprendizajes pudiendo señalar los principales aspectos que la hacen más atrayente para la comunidad escolar.

¡Animaros a conocer otras propuestas de esta misma índole!

Saida


martes, 28 de octubre de 2014

Necesitamos directivos líderes del cambio organizacional

La semana pasada os presenté los cuatros principales estadios en los que se puede encontrar una organización y os comenté de la importancia de alcanzar niveles altos de desarrollo organizativo. No obstante, quiero comenzar el artículo de hoy enfatizando que no por el hecho de que una organización se encuentre en el cuarto estadio implica que ésta funcione bien ni mejor que otras. Concretamente, una organización en función de sus características propias y de sus metas y objetivos decidirá qué estadio es el más óptimo y deseable. Por lo tanto, una buena organización primero analizará sus variables condicionantes para seguidamente trabajar para situarse en un correcto nivel de desarrollo.

Una vez explicado lo anterior, paso a presentaros cuál es el centro de interés de éste último martes del mes. Como habéis podido ir comprobando llevo semanas escribiendo acerca de cuestiones relacionadas con las organizaciones, por eso creo que ha llegado el momento de detenernos en la figura que representa el máximo poder de éstas. Así pues, en el artículo de hoy pretendo que reflexionemos sobre el papel de la dirección, concretamente sobre su actuación a la hora de guiar y liderar procesos de cambio para la mejora organizativa.

Muchas organizaciones fracasan en el intento de querer desarrollar un programa de cambio, y una de las razones de este fracaso puede venir explicada por una inadecuada e ineficiente gestión del mismo programa. Por ello, un primer requisito para garantizar el total éxito del cambio es contar con el compromiso y la participación de la dirección. A pesar de necesitar de la implicación de todos los profesionales de la organización que pueden actuar como dinamizadores del cambio, también se requiere de la figura del agente de cambio como profesional que promueva y dirija el proceso. Especialmente, el directivo como principal referente institucional ha de disponer de esta capacidad desempeñando un eficaz liderazgo que posibilite la implementación del cambio deseado.

Entrando un poco más en detalle, hemos de saber que un buen agente de cambio es aquel que lleva a cabo un liderazgo global, es decir, busca la calidad en toda la organización y por ello adopta una perspectiva de trabajo integral e integradora. Además, aquí la dirección no se limitará a gestionar la organización sino que la “liderará” ya que establecerá claramente la orientación del cambio, implicando y coordinando a todos los profesionales de la organización. De esta manera, la organización se caracteriza por la existencia de una cultura de liderazgo y por la presencia de un líder transformacional, el cual dispone de visión de futuro anticipándose a posibles problemas y estimulando intelectualmente a sus trabajadores despertando en éstos un atractivo hacia su liderazgo.  También, podríamos hacer alusión a la capacidad de actuar, analizar y aprender de la práctica que caracteriza a una dirección como agente de cambio. Así pues, en este caso la figura del directivo/líder no únicamente distribuye las tareas para llevar a cabo el cambio, sino que se implica directamente en la propia acción analizando los efectos de ésta. Por lo tanto, podemos llegar a decir que el grado de compromiso de la dirección con el cambio es muy elevado ya que forma parte de un proyecto colectivo para la mejora organizativa.

No quiero acabar el artículo sin exponer la idea que sustenta todo lo comentado anteriormente. Si buscamos cambios internos en la organización necesitamos de directivos que ejerzan un liderazgo desde su interior, impulsando, facilitando, gestionando y coordinando el proceso de transformación. Por este motivo, además de ser profesionales con capacitación técnica han de disponer de una actitud positiva y un compromiso con toda la organización. Para acabar, también destacar que la actuación del agente de cambio se potenciará si existen condiciones adecuadas como podrían ser disponer de una cultura que concibe el cambio como positivo, si se dan estrategias de comunicación y motivación, y a su vez si existe toda una planificación de posibles resistencias al cambio.


Hay que unirse, no para estar juntos, sino para hacer algo juntos(J. Donoso Cortes)
Llegar juntos es el principio. Mantenerse juntos, es el progreso. Trabajar juntos es el éxito (H. Ford)

Saida